Dando vueltas y vueltas alrededor del mismo circulo.
¡Hacia tanto tiempo que andaba recorriendo ese camino ! Tenía la firme convicción que ese era SU
camino.
Una vuelta, otra vuelta, ahora corro, me detengo, cambio el sentido,
vuelvo a parar, desando lo andado, camino hacia atrás, un trocito a la derecha, media vuelta, otro a la izquierda, y así, otra y
otra y otra y …, en fin, una vida tranquila y cómoda. Ni sabía,
ni quería, ni deseaba nada más.
En realidad, su
círculo era un círculo bien delimitado,
con un trazo firme que le permitía seguirlo sin problemas. Recuerda que al
principio sufrió un poco los mareos del andar dando vueltas, pero a fuerza de
costumbre dejó de sentirlos, es más, no tenía sensación alguna de dar giros, más
bien la de caminar por una senda recta que le daba cierta estabilidad.
Un día de sol radiante, después de haber dormido un rato y
justo cuando se proponía empezar de nuevo su trayecto diario, observó absorto
como un intruso se había colado en el. ¿Cómo? Oiga, le habló al intruso, usted
me disculpará, creo que quizás no haya
advertido que está invadiendo mi
espacio, este es MI circulo, si tiene la bondad de retirarse se lo agradeceré profundamente,
le dijo con la mayor corrección del mundo. En el fondo estaba aterrado y pensó
que no sería bueno entrar a malas, quien sabe cómo podía reaccionar el tipo en cuestión.
El intruso siguió frente a el, mirándole fijamente a los ojos, impertérrito y
sin soltar palabra alguna. ¿Qué tal el descarado? ni contesta siquiera. Óigame usted, intento decirle o más bien explicarle de buenas maneras dadas las incómodas
circunstancias en las que nos hallamos, que está ocupando un espacio que no le pertenece ¿entiende
eso ? ¿ puede distinguir entre MI espacio y SU espacio? el mío y el suyo ¿entiende estos simples conceptos?. El intruso seguía allí, en silencio,
un silencio que ya se le antojaba más que incómodo. Mire, lo intentaré por última
vez, si no sale de MI circulo, me veré obligado a tomar medidas que igual no le
agradarán mucho. Nada, sin respuesta ninguna, el tipo seguía frente a el sin inmutarse,
con su mirada fija en sus ojos y sin soltar palabra. Está bien, yo lo he
intentado a las buenas, pero visto lo visto tendré que tomar otro tipo de acciones.
Vaya por delante que estaba usted más que advertido. Entonces, se abalanzó
contra el susodicho empujándole tan fuerte, que los dos, cayeron al suelo de golpe saliendose por completo de la circunferencia.
Ja ¿que se había creído? ¿Acaso me supuso incapaz de defender mi espacio? ¿Tan cobarde, pues?.
Entonces el intruso sonrió,
sonrió con una sonrisa un tanto infantil, casi maliciosa diría yo. Se levantó
del suelo, le tendió la mano y le dijo, ¿ves? fin del trayecto, ya no hay círculo,
eres libre.
2 comentarios:
Oh!!! Cómo me ha gustado. Un abrazón. Laura.
Boníssim, com sempre, amb un missatge que comprenc en tots els seus sentits....
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