Iba a cruzar la calle cuando la vio. Al instante quedo
embelesado por el contorneo de sus
caderas y las finas agujas de sus
tacones. La Diosa, marchaba al compás de los Tambores de la selva urbana luciendo un ceñidísimo
vestido de satén blanco que realzaba de sobremanera su figura. ¿Cómo podía concentrarse tanta belleza en un
solo cuerpo? Para un eterno seductor como él, ese sería un día de caza estimulante. Decidió
seguirla rastreando su olor igual que un
felino a su presa. Luego de un corto trayecto, la Diosa entró a un café cuya
fachada quedaba rotulada con un nombre en francés: “les gent qui j’aime” .Esperó
unos segundos y fue tras ella. Se acomodó en la barra y después de pedir un
whisky observó con deleite a la presa. La distancia era perfecta, la diosa
estaba sentada en una de las mesas y el ángulo de visión era ideal. Después de
unos sutiles coqueteos con la mirada, lo
invitó a tomar posesión de la silla vacía que tenía a su lado. Hablaron durante
horas enfrascados en una conversación relajada y amena, extraño por otro lado,
entre dos personas que acaban de conocerse. La Diosa era como un libro abierto
cuyas páginas se dejaban leer con voracidad. Entonces, ella propuso continuar
la charla en su casa, vivía muy cerca le comentó, justo a la vuelta de la
esquina. No podía creer que la presa cayera tan pronto: este iba a ser un día
de suerte. Llegaron al departamento y bebieron con gusto la última copa. Luego,
fueron directo a la habitación donde la Diosa se desnudó lentamente mostrándole
cada parte del hermoso cuerpo que lo había hechizado horas antes. La belleza impregnó sus pupilas y se relamió los labios
con lujuria. Sin más, se deshizo de la ropa y se abalanzó sobre ella. Al caer
en la cama, la Diosa había desaparecido. Con la perplejidad estampada en el
rostro, se levantó como un loco sin comprender nada y observó con sorpresa al
único ser que se movía entre las
sábanas: un pequeño y tierno ratón blanco. Por primera vez, odió ser hombre y no gato.
jueves, 24 de julio de 2014
lunes, 16 de junio de 2014
Una pregunta
Viajo en el tren de la
vida
Entre estaciones de silencio
y pérdida
Entre amaneceres de crepúsculos pintados
Sentada en el vagón
imaginario
recorriendo
un planeta que se cierne en si
De infinitos perdidos
Y lunas cuadradas
Soles oscuros
Y estrellas contadas
Dime tú que eres quien
sabe
¿Acaso no acaté las
normas dictadas?
miércoles, 28 de mayo de 2014
La vida es sueño
Dicen que lo sueños
reproducen todo lo que nuestro inconsciente sabe y nos esconde. Vidas de
pesadilla o ensueño agazapadas tras el abrazo de Morfeo. Pero a veces, “dicen “mal,
y lo que antes estaba oculto, se nos muestra violentamente haciendo que cambiemos
por completo nuestra perspectiva del mundo y de nuestra vida. No crean que la
historia de nuestro protagonista tiene nada especial, una vida, por simple o
complicada que sea, no deja de ser una vida; y al igual que casi todo está ya
dicho, lo mismo esta vivido. No es el hecho el que la hace más intrigante o más
nueva, sino la forma como una la siente o la percibe.
El Sr.Pears, no tenía
familia ni parientes cercanos. Tampoco amigos ni mascotas que cuidar. Su lenguaje era parco y
guardaba silencio la mayor parte del día. No tenía nada que decir ni
interlocutor interesante con el que hablar, y no por ello crean ustedes que
nuestro protagonista era un hombre triste o amargado, muy al contrario: era un
anacoreta feliz. Solo carecía de una cosa esencial, el Sr Pears no soñaba.
Hubiera dado su vida a cambio de un solo sueño, uno que recordar, que disfrutar
o morir de terror en el, pero no, eso no
le había sido dado. He dicho que era feliz, y por supuesto esta afirmación
carece de falacia; a pesar de eso, uno no puede obtener la dicha por completo y
ese anhelo, concretamente ese, era el que daba carencia a la total plenitud de
la vida del Sr.Pears. Se acostaba cada noche con la fe puesta en su deseo, y
despertaba cada mañana con la misma decepción: nada, no había soñado nada.
Había hablado con médicos, curanderos, herbolarios y Chamanes; en definitiva,
con todo aquel que pudiera darle alguna solución.
La respuesta era siempre la misma – Sr Pears, eso que me cuenta no tienen
ningún sentido, todos, absolutamente todos, soñamos: Usted sencillamente no lo
recuerda. Pero eso no era cierto, el despertaba todas las mañanas como salido
de un letargo en negro. Una película velada. Ni una imagen, ni un sonido. Un
amanecer de la nada para volver al mundo. Soñaba despierto con el sueño del
dormido. Y era tanta su ansia por conocer aquello, que muchas veces, pasaba
horas en la cama esperando que el
milagro se hiciera realidad.Una mañana cualquiera de un día cualquiera, el Sr.Pears se sorprendió leyendo un extraño anuncio en el periódico.
-
SE RESUELVEN
TODO TIPO DE PROBLEMAS TENGAN O NO SOLUCIÓN.
Debajo, una dirección y
un número de teléfono. Entre paréntesis concluía,” Incrédulos abstenerse “.
Llamó de inmediato ¿por
qué no? Si los supuestos entendidos no le daban solución, tal vez algún
charlatán pudiera dársela. Le contestó una voz
de mujer muy agradable, dándole cita para el día siguiente. Esa noche,
el Sr Pears, la pasó en vela soñando
despierto con el sueño del dormido.Llegó puntual, y después de rellenar un breve cuestionario, la misma señorita que le había atendido el día anterior lo pasó a una sala pintada de azul añil intenso. Una voz salida de no se sabe dónde, pregunto:
-
Dígame ¿en qué
puedo ayudarlo Sr. Pears?
-
Quiero soñar.
Ni que sea una vez en la vida, quiero despertar de un sueño.
-
Regrese a
casa Sr, Pears. Esta noche va a tener el sueño de su vida.
Desconcertado, el Sr
Pears regresó a su casa con una cara de Imbécil que daba lástima. Comió algo
frugal y pasó el resto del día absorto mirando el cielo desde su ventana.
Pero esa noche, nuestro
Sr.Pears soñó. ¡Y vaya si soñó! recreó en uno, todos los sueños de una vida. Y
lo llevó hasta los confines de su
inconsciente haciéndole disfrutar de las mieles del otro mundo. Sintió la lujuria del Fauno al despertar
de su siesta añorando a las bellas ninfas. Sintió el despertar de la
primavera con una explosión de sentimientos desbordados tal, que dieron fin a
la vacuidad de la vida que había llevado hasta entonces. Lloró de felicidad y
siguió llorando y llorando hasta quedar exhausto. Fue en ese preciso instante,
cuando la realidad cayó sobre él aplastándolo y asfixiándolo de sobremanera. El
Sr Pears, jamás despertó del coma profundo en el que voluntariamente se había
sumido y completo su ciclo.Dicen algunos, que no solo de sueños vive el hombre. Otros por el contrario, carecen de vida sin ellos.
lunes, 21 de abril de 2014
Ser
Si pudiera desandar el camino andado
no lo haría
y repetiría cada uno de los pasos
Viacrucis y lujurias
errores y aciertos
porque ellos esculpieron con sangre
al ser
(que no por menos es más)
tangible
y único que habita en mí.
Y si los cadáveres dejados en el camino
volvieran para devorarme
Con gusto les entregaría el cuerpo
Porque cada trozo de carne les pertenece
( justo es el banquete entonces )
Soy una alegoría de vida y muerte
un ser que se diluye en el lago de los
hedonistas
hallando en la nada
las fuerzas para sobrevivir.
Y no busco la eternidad
porque la vida me desborda
dejo el podio de los Dioses
a
los que tienen algo que decir
los
que entregaron sus vidas a las Itacas
Nosotros
los pertenecientes al
inframundo
con
sentir
nos sobra y nos basta.
viernes, 28 de marzo de 2014
Epístola
Te creé bajo
la sombra de la desesperación. Intentaba no hundirme en medio de las tormentas
que me acechaban y buscando un salvavidas, te encontré. Debería pedirte perdón
por haberte usado sin tu consentimiento, pero pensé: es ridículo pedir
disculpas al que se desconoce víctima. Te pido por favor, leas con atención la
siguiente carta: entenderás de que estoy hablando.
Rápidamente
te incorporaste a mi vida. Hacerte e imaginarte se convirtió en algo
deleitable. Mi cotidianeidad, aunque buscada, se había vuelto tediosa y
decepcionante. Tú, eras el único capaz de alejarme de todo. Sentirte en mi, era
lo que más deseaba en este mundo. Confesarte mis miserias, escuchar tus
respuestas sarcásticas y ver esa irónica sonrisa dibujada en tus labios, no solo
me reconfortaba: me devolvía el hálito de vida perdido tiempo atrás. Sin
palabras ni malentendidos, la tuya, se convirtió en la relación perfecta.
Si me
llegaban noticias de ti, al real me refiero, no les prestaba atención alguna.
Ese no era el que me acompañaba: incluso admitiendo que físicamente erais
igualitos, no me interesabas lo más mínimo. Mi creación, te superaba en todo.
Tu otro,
llevaba el mismo nombre que tú pero en diminutivo. Me gustaba decirlo
repetidamente. Dejaba en mi boca un sabor que perduraba más allá del instante
de la pronunciación.
En lo
referente a tu personalidad, obviamente, te hice a mí antojo. De nada carecías
y en nada fallabas: eras el compañero de vida perfecto.
Muchas
noches, despertaba adueñada por una angustiosa ansiedad y en esos momentos,
solo tu voz me relajaba. Escuchaba tus susurros que provocaban en mí una
sensación parecida al orgasmo y eso hacía que amaneciera exultante. Luego,
preparaba dos cafés: uno doble para ti (había decidido que era tu estimulante
preferido) y otro sencillo para mí; los saboreaba y me iba feliz al trabajo.
Pero la
realidad se impuso una vez más.
Un día quise
leer uno de tus artículos en el diario. Pensé "no hará que mi sueño se
desvanezca, yo sé quien es quien". Otro día busque alguno de tus libros y
lo leí. Otro asistí a una de tus conferencias. Otro me colé en una de tus
clases; hasta me atreví a mandarte algún que otro correo. En fin, mi imaginario
fue muriéndose poco a poco y no sin angustia. A veces, creía oír su voz diciéndome:
No me abandones, déjalo, él no es real, lo único real somos tú y yo. Pero ya
era demasiado tarde. Abandoné a mi pobre creación igual que el niño abandona al
juguete que tanto deseó.
Te escribo
esta carta porque tu otro yo, desapareció llevándose hasta último de mis
sueños. Quería pedirte que si en algún punto de tu mente puedes conectarte con
él, le digas que vuelva o que se ponga en contacto conmigo: definitivamente, tú
no me sirves.
Gracias por
tu tiempo. Y disculpa ahora sí, por la intrusión.
Atentamente:
Yo, tu
íntima desconocida.
jueves, 30 de enero de 2014
Poema para mi
Alguien susurra mientras los gatos duermen
la conciencia del tiempo cae
y los años se tornan segundos.
Realidad irreal creada para seguir en el cuerpo que guarda
la retina del ojo ya dormido.
Los tiempos se han perdido
en un mundo de Alicias destronadas
como peces asfixiados
nadando en tierras polvorientas sin agua
tal vez sea hora
de regresar al verdadero amor
aullido de fruta prohibida a la mujer pecadora
arrullando a la niña que sigue intacta.
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